La desentendida
actúas como la desentendida
interpreto mal y creo ser
correspondido
desecho los culpables
pensamientos
y me acomodo en la facilidad
de ver tus labios que me
hablan en silencio
creyéndome amor cuando soy
lejos
lo que siento por ti
es bellísimo y muy malo
pero no puedo no debo
quererte como te quiero y te
deseo
con toda esa fuerza oscura
que me embrutece
esa presencia que evitas y
aceptas
como si fuera un juego o una
excusa
que distrae por momentos
lo que en el fondo deseas
cuando vivo cayéndome avergonzado
dentro de mis propios
temores
y mis continuos silencios
soy aquel señor que no se
siente soportable
menos cuando se cierra
inoportuno
el centro más frágil
de un sexo nervioso
porque el pecado no es solo
la traición
sino el intento primitivo y
egoísta
de quien no la deja ni
respirar
te ruego
que no me quieras ni me
desees
ni me pienses cerca
ni me sueñes comprometido
entiérrame sin que lo sepa
lo más pronto posible
olvídame sin que te lo pida
nadie puede jamás habitar
este
corazón endurecido
es que soy así
porque no pude ser distinto
te quiero porque no te
quiero
no debo
Del nudo al
nido
uno nace anudado
a las circunstancias de un destino
provisional
años primeros de entusiasmada fábula
cuando aún no se descascaraba mi pequeña
realidad
de pronto carraspeaba la noche
para que no salgan las estrellas
mientras el señor del miedo al
tartamudear
provocaba la oscilación de la luz
preocupada mamá venía corriendo para
abrazar
mi comprensible nerviosismo
se despierta la curiosidad de querer
conocerme
cuando un día bajo los espasmos del asombro
me veo reflejado en los espejos de agua
donde mi rostro apenas puede salir del
fondo
aquella multitud de danzarinas letras
abrieron una senda hacia el nido
donde me esperaban sentadas y sonrientes
las conversadoras ilusiones
los años + los sueños se me fueron acumulando
como quien las dejaba caer
desde el cielo vaporoso de los
presentimientos
aquel deseado tren de la niñez
regalo navideño de mi siempre recordado padre
era importado y la envidia del barrio
hasta que lo perdí de vista
otras veces me iba a jugar con mis amiguitos
invisibles
soldaditos de plástico que siempre morían
en las incontables batallas de mi
infancia
no olvido el azucarado reino de mi ansiedad
donde me regodeaba comiendo casi todos los
chocolates
que mi queridísima abuela Guillermina
mientras dormitaba
dejaba a propósito sobre la mesa cubierta con
nuevo hule
para que se acercara de puntillas mi salivada
tentación
y ante los enloquecidos vientos de aquel
atardecer
imaginaba que el sol se ocultaba en el
bolsillo de Dios
tiempos aquellos donde me desnudaban
las rencorosas pesadillas
y me arropaban tiernamente los cuidados de
mis padres
aún no me sentía entre versos y hojas de
papel bond
atrapado por la obsesiva mirada de esas
fotografías
como pequeños espejos del recuerdo
derretidas por la pureza lacrimal de la
desbordante emoción
hasta que empecé a deletrear
las promesas del futuro
como un niño enamorado de la vida
©Adán De Maríass
Lima
Perú
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