REMEMBRANZAS
ANTES DE AYER
Añoro desayunar con mis padres.
Añoro el cantar matutino del gallo
madrugador.
Añoro poner la mecha para encender el
carbón, en la cocina.
Añoro oír el aleteo de una libélula.
Añoro extraer arañas de su nido, con un
palito de escoba.
Añoro volver a sacar la raya del
pantalón con una plancha a carbón.
Añoro guardar la enjundia de la gallina
para frotar el pecho y calentarlo.
Añoro las fiestas infantiles con
quitasueños y cadenetas .
Añoro cuidar que no se derrame la
leche, al hervirla.
Añoro el olor a tierra húmeda
luego de una lluvia.
Añoro ayudar a mi madre a trapear con
creso, el piso de madera de mi casa.
Añoro escuchar el rumor del aire al
pasar entre las ramas de un árbol.
Añoro jugar al cachacascán con mis
hermanos.
Añoro escribir con lapicero de palo.
Añoro ver las cartas lacradas de mi
abuelo.
Añoro llevar los restos de comida, con
afrecho, a las aves de corral.
Añoro volver a oír el sonido de la
campanilla de la caja registradora.
Añoro los recreos del colegio.
Añoro hacer carreras de barquitos de
papel, en las acequias.
Añoro manejar el rum rum.
Añoro alquilar una bicicleta por horas.
Añoro ver varillar los colchones de
lana.
Añoro correr y correr, con un rehilete
en la mano.
Añoro oír el tañido de las campanas de
la iglesia llamando a misa.
Añoro buscar lo que me dejó el ratón
Pérez.
Añoro ponerme los escarpines de mí
abuelo.
Añoro ir al cine y ver Fantasía y
El desierto viviente de Disney.
Añoro saborear una pomarrosa, un pacae
sable, un mango de chupar, una tuna de zorro.
Añoro sacar conejos de los dedos
de mi mano.
Añoro hacer budín con los panes duros.
Añoro comer tallarines con pichón de
paloma, en casa de mi tía Luisa.
Añoro las letanías para aprender las
tablas de multiplicar
Añoro la alegría al jugar con mis
juguetes a cuerda.
Añoro dar volantines en el césped de mi
jardín.
Añoro comer mashica, ñuña y chocomiel
en bolsitas.
AYER
Añoro correr olas a pecho descubierto,
en la playa de la Herradura.
Añoro comprar una lata de kerosene para
cocinar.
Añoro bajar y subir en el funicular de
Barranco.
Añoro ver por capítulos, en el cine,
las Hazañas del Zorro
Añoro llevar a estaquillar las suelas
de mis zapatos.
Añoro gorrear mis viajes en
tranvía.
Añoro escuchar el zumbar de una abeja
Añoro ver a mi padre construir
una estatua a Miguel Iglesias en el Morro Solar.
Añoro pasear el burro montado a pelo.
Añoro subir y bajar a la volada de un
ómnibus en marcha.
Añoro laborar en vacaciones en la
imprenta de mi abuelo.
Añoro pasear por el zoológico de
Barranco.
Añoro escuchar los boleros de Alejandro
Ortiz Tirado y del padre Mujica.
Añoro ir al coso de Acho y ver
torear a Manolete y a Conchita Cintrón.
Añoro jugar a las escondidas con mis
primas.
Añoro participar en las gimkanas
escolares.
Añoro admirar el Jardín Botánico, en la
Facultad de Medicina de San Fernando
Añoro sisar los vueltos de las compras
diarias.
Añoro volver a comer guargueros y
chapanas.
Añoro trepar un árbol y balancearme en
sus ramas.
Añoro cuando mis axilas eran inodoras.
Añoro comprar ron de quemar para
encender el primus, de la cocina
Añoro ver en la mesa sal de comer y sal
de cocinar en la cocina.
Añoro volver a manejar mi máquina de
cajón para fotografiar.
Añoro saltar en un pie al jugar mundo,
con un sol falso de teja.
Añoro ver con el rabillo de ojo las
piernas de las colegiales.
Añoro viajar en las carcochas vía
Victoria - Vitervo.
Añoro planchar la camisa de mi padre
con almidón de pechera.
Añoro jugar fulbito, en la pista de mi
barrio.
Añoro ir a las calles de San Isidro, a
sacar moras.
Añoro volver a usar papel carbón,
papel secante.
Añoro leer la tira de La gata loca en
la edición vespertina de El Comercio.
Añoro el momento cuando vencí el miedo
a la oscuridad.
Añoro ponerle ventosas a mi madre, para
que el mal salga para afuera.
Añoro volver a sentir el plop de un
chicle globo.
Añoro usar el flit mata insectos.
Añoro hacer torpedos de harina en
carnavales.
Añoro cuando fui a Chanchamayo, llevado
por el gringo Mapelli.
Añoro comer chanfaita en panca a la
subida de la playa de Agua dulce.
HOY
Añoro mi paso por las aulas
universitarias.
Añoro oír, el taca taca de mi máquina
de escribir.
Añoro acompañar a mi padre al complejo
arqueológico de Ancón y Cajamarquilla.
Añoro sentir el roce de los labios
femeninos del primer beso juvenil.
Añoro las tardes hípicas del hipódromo
de San Felipe y ver correr a Riopallanga.
Añoro participar en las olimpiadas
universitarias, en 100 y 150 metros planos.
Añoro escribir telegramas al interior del país.
Añoro saborear ancas de rana, al pasar
por el centro minero de la Oroya.
Añoro cuando me flechó Cupido y ahora
Elvira y Pepe van a sus Bodas de Oro. Añoro el ordeñar a una cabra.
Añoro el momento cuando estreché la
mano de Alicia Alonso, del payaso ruso Oleg Popov, del Abate Pierre, Jean
Cocteau, de Roberto Carlos, de Eugenio Yevtushenco.
Añoro soñar que acompaño a Sandokán,
famoso personaje de Emilio Salgari.
Añoro volver a Bakú y conocer nuevas
historias de Nasrudín.
Añoro subir a la Torre (tour) Eiffel.
Añoro cordelear sentado en un caballito
de totora.
Añoro beber samagón, en casa de la
suegra del pintor Leonel Velarde, en Moscú.
Añoro volver a entrar a un submarino
atómico.
Añoro caminar por Artek, en Crimea, y
ver la República de los Niños.
Añoro nadar y bucear en la playa de
Ancón.
Añoro la emoción de ingresar,
furtivamente y como fisgón, al restaurán Maxim´s, en París.
Añoro participar en la vida sindical
del magisterio.
Añoro mi encuentro con Kolobok y gozar
sus aventuras.
Añoro pedir a Borges nuevas hazañas de
Billy the Kid.
Añoro reírme con las nimiedades de la
china Lorena Tudela Lodevay.
Añoro bailar al ritmo de Teodorakis
junto con Zorba el griego.
Añoro sentir la alegría, luego de mi
matrimonio, al saber que voy a ser padre.
Añoro volver al Festival
Internacional de Cine, en Samarcanda.
Añoro ir al Coliseo de Sandia para ver
una pelea de gallos.
Añoro ingresar al mundo del Tunche para
conocerlo mejor.
Añoro mirar a mi madre y a mis
tías jugando rocambor.
Añoro bailar arascasca por las calles
de Huamanga.
Añoro observar la danza de las tijeras,
en Huancavelica.
Añoro volver a ver a mi madre de leche.
Añoro pescar bagres, con la mano, en el
río Marañón.
Añoro volver entrar al mundo
surrealista, del Aquicito chosicano. Añoro ser observador de la Revolución
de los claveles de Portugal.
Añoro escuchar, de Ernesto Lecuona, la
zarzuela María la O, en la Habana.
Añoro ver los instrumentos científicos,
usados en el imperio Samánida, en Bujará
Añoro usar el letraset y el radex.
Añoro escuchar la voz de Gardel, en un
disco de vinilo.
Añoro saborear bienmesabe de loche, las
ciruelas del fraile y el arroz sambito.
Añoro contarles cuentos, todas las
noches, a mis hijas, para que se duerman
Añoro participar en una marinera,
cantada por Alicia Maguiña.
Añoro oír en la radio al Cholo
Revolledo, en la pícara obra Cañete ha sonado un cohete.
Añoro echar miel de chancaca a un vaso
con leche cortada.
.
Añoro enamorar a Elvira al son de una
canción de Leonardo Favio.
Añoro cruzar el desaparecido Puente de
Palo, en el Rimac
Añoro escribir en el periódico mural
NORTEAN, de la Cantuta
Añoro perseguir a la abeja Maya en sus
recorridos sonoros
Añoro escuchar a Pepe Iglesias El
Zorro y su garganta maravillosa.
Añoro ver a mi madre laborar en el
Conservatorio Nacional de Música.
Añoro volver a dar mis charlas
sindicales al magisterio
Añoro los retiros de UNEC con el padre
Gutiérrez.
Añoro beber una caspiroleta en una fría
noche invernal limeña
Añoro cantar en el Coro de la
Universidad
Añoro ingresa y ver el interior de un
acelerador de partículas.
Añoro escuchar al organillero con su
mono adivinador.
Añoro saborear un seviche de ancoco o
una tortilla de muy muy.
Añoro jinetear un caballo
morochuco, en Pampa Cangallo.
Añoro las competencias bailables de un
Pirwaya pirgua.
Añoro volver a estar cuando comenzó el
Mundialito (de fútbol) del Porvenir. Añoro volver a las islas flotantes de
los Uros
Añoro degustar machas, como en mi matrimonio.
Añoro volver al Manicomio azul
de Luis Ángel Yábar Ordoñez, en Paucartambo.
Añoro recibir un sol, de manos del
zambo Ferrando, por un chiste que envié.
Quisiera ampliar la definición que da
el diccionario de lo que es una añoranza: Un recuerdo triste. En
mi caso es todo lo contrario, rememoro mí pasado con mucha alegría.
Acerca de José Respaldiza Rojas
Nació en Lima en 1940. Decano de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Nacional de Educación (1991), catedrático principal periodista, se ha especializado en literatura infantil. Es Magister en Ciencia de a Educación. Ha publicado La Maestra, Adivinanza, Las Fabulosas fábulas, Fabulario, Imayllanqui jitanllanqui mil adivinanzas quechuas, Las jitanjáforas en el mundo infantil, El Tangrama, Calcular con fantasía y otros más. Es miembro de APLIJ, CEDELIJ.
Ganó el Premio Nacional de Promoción a la lectura, en el nivel universitario. En 1997 la Biblioteca Nacional del Perú la galardonó por su creatividad.
Genial toda esa larga lista de añoranzas, que no son recuerdos tristes sino recuerdos alegres. Mi felicitación para José y para
ResponderEliminareste lindo blog.
Caminos de vida,en cada epoca anhorada, como usted lo define "Rememorar el pasado con mucha alegria." (Disculpas de tildes y algunas letras, celular y laptop en idioma ingles.)
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